JAQUE MATE
Bruna Piantino

Jaque Mate es una película incidental. A principios de 2019, me fui a pasar una temporada a Montevideo para editar un documental y, para integrarme con los habitantes de la ciudad, decidí inscribirme en un curso de dirección audiovisual en la Casa Arbus, una escuela que estaba a una cuadra de donde vivía. La conclusión del curso fue la producción de un cortometraje, cuyo tema y desarrollo se discutieron durante las clases. Inicialmente, había pensado en filmar algo relacionado con los azulejos de Montevideo, porque me sorprendieron los azulejos de las fachadas y de los pasillos de las casas, los monumentos, azulejos bastante sofisticados procedentes de España. Montevideo es famosa por sus pintorescos museos, uno de los cuales es el Museo del Azulejo, donde decidí comenzar mi investigación.

Un imprevisto de camino al Museo del Azulejo me hizo detenerme unos segundos frente a un cartel colgante. No tenía mucho tiempo para pensar, ya que el museo estaba a punto de cerrar. Aun así, toqué el timbre. Acepté hacer la visita guiada, además de la invitación a tomar un mate en el Jardín de los Encuentros. Y he aquí que estaba en el Museo del Cannabis. Y allí conocí a mi primer personaje – José Lessa – que, desde lo alto de una escalera, podaba un árbol de cannabis sativa de cuatro metros de altura. Me quedé brutalmente impresionada, porque no sabía que esta especie pudiera alcanzar tales proporciones.

La imagen de esa planta se fijó en mi memoria de tal manera que no tuve más remedio que hacer esta película. El plazo para la producción del material era muy corto, por eso la investigación se produjo durante la preparación del rodaje, entre las declaraciones de un personaje y otro y, en cierto modo, filtrada por el perfil de cada uno. La mayor tarea era reunir información para ayudar a la coherencia del montaje de la película, y fue necesario pegar post-its de colores en la pared, donde se catalogarían ciertos temas, categorías y problemas que me permitirían resolver el rompecabezas del montaje. Al final me pareció importante crear una línea de tiempo para destacar la presencia del cannabis en la historia de la humanidad. En Jaque Mate, presento el resultado parcial de esta línea de tiempo, en aras de la adecuación al ritmo de la película, pero al analizar la historia, comprendemos que las cosas van y vienen en ciclos continuos. En 6.000 años de historia documentada del cannabis en el mundo, podemos decir, en una perspectiva optimista, que el estado de prohibición se limitará al siglo XX, ya que un importante movimiento contra la prohibición ha ido evolucionando y ganando cuerpo en las últimas dos décadas.

Cuando en 2013 se aprobó la Ley 19.172, que regulaba el mercado del cannabis en Uruguay, la mayoría de la población estaba en contra, y se suele decir que las políticas se aplican antes de la aprobación de la población. Actualmente, el panorama es diferente, aunque los prejuicios siguen existiendo, hay una aprobación que está relacionada con la libertad de elección individual y el derecho al pleno acceso a la salud. Esta mentalidad se apoya en el perfil de agente social y regulador económico adoptado por el Estado uruguayo. Lo más curioso es que, aún siendo un país tan pequeño, Uruguay lidera un pensamiento de vanguardia en América Latina.

Jaque Mate es una producción totalmente independiente con un presupuesto muy bajo. La unión de estos dos países, Brasil y Uruguay, es poderosa en el sentido de que Uruguay viene con la experiencia y la mentalidad de vanguardia y Brasil viene con la mirada extranjera y la curiosidad. Esta película es de mayor interés para los países en los que la investigación científica y la discusión política sobre el cannabis son todavía incipientes, como es el caso de Brasil, donde hay pocos exponentes en esta área. Esto se debe a que no existe una promoción gubernamental en torno a este tema, primero porque existe una restricción legal que está respaldada por acuerdos internacionales, y segundo porque es necesario construir políticas públicas donde la sociedad pueda opinar sobre un posible proceso de legalización o regulación del cannabis en el país.

En resumen, acabé involucrándome en dos temas sobre los que tenía un conocimiento muy superficial, que eran la planta de cannabis y el juego del ajedrez. La convergencia de estos conocimientos, estas dos historias, estas dos representaciones, generó en mí una gran fascinación. La cuestión del silencio durante el juego, la etiqueta entre los jugadores, la precisión de los movimientos, la virtualidad de las jugadas, la visión estratégica del tablero, se abren como un simulacro de infinitas posibilidades, que pueden proyectarse metafóricamente en el mundo real.

La coincidencia del proceso fue que cuando elegí insertar el ajedrez en la narrativa de la película, descubrí que varios personajes estaban conectados con el juego a su manera. En el ajedrez, existe el tema del doble, cada movimiento comprende dos jugadas, una en cada lado del tablero. Al principio del juego, las piezas son más simétricas y los movimientos, en cierto modo, son más predecibles. Pero a medida que avanza la partida, el tablero empieza a albergar una especie de caos y entonces entiendes que una de las grandes lecciones del ajedrez es que lo más importante es aquello que no se ve.